Un ambiente que se cortaba con motosierra vivió el equipo del Buenos Días a Todos antes, durante y con mucha más razón después de la bochinchera desconocida que la gallada le ofreció en el Teatro Caupolicán a Felipe Camiroaga.
El transporte que la noche del lunes llevó al equipo de regreso a TVN, iba en silencio. Con el morocho sentado, anonadado, mirando fijamente su trofeo, sin habla.
En otro rincón de la máquina iba Kathy, también con la boquita clausurada y puras ganas de irse a su casurri para celebrar su Copihue de Oro personal como Mejor Animadora, más allá del que se embuchó el matinal, en calidad de mañanero más bacán.
"Nadie hablaba. Desde que salieron del Teatro Caupolicán la tensión fue máxima tanto por lo que sucedió con Felipe sobre el escenario, que algunos lo esperaban, pero nunca al grado que fue, como también porque muchos esperaban que Kathy saliera a apoyarlo, hiciera algo", soltó un sapiola del queteconté.
Fuente: La cuarta
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